jueves, 25 de febrero de 2016

PIEDRA NEGRA (micosis superficial)

PIEDRA NEGRA

DEFINICIÓN

La piedra negra se denomina también Tinea nodosa o Thichomycosis nodularis, es una infección micótica superficial crónica no dermatofítica del tallo del pelo, producida por hongo dematiáceo(es decir que produce pigmento) Piedraia Hortae, caracterizada por un nódulo pequeño, de consistencia dura y de color oscuro, que afecta mayormente el pelo de la cabeza y en menor frecuencia la barba, axilas y región genitopubiana.

EPIDEMIOLOGÍA

Es una micosis rara y menos frecuente que la piedra  blanca. La mayoría de casos reportados ocurren en regiones tropicales, como Centroamérica y Suramérica
(Brasil, Panamá, Venezuela, Colombia), aunque también  se ha reportado en África, Polinesia y Medio Oriente.
Hay varios estudios en Brasil que señalan esta región  como área endémica de piedra negra. En un estudio en  Manaos, Brasil, se encontró afectación de 7,9 % de la  población; en otro, de 120 muestras de pelo de indios  brasileros habitantes de un área rural, en 98 (82 %) se  cultivó  Piedraia hortae; y en otro, se encontró piedra  negra en 74 (56,9 %) de 130 integrantes de una tribu indígena amazónica, sin que se encontraran diferencias significativas en la tasa de infección por sexo.
La piedra negra afecta ambos sexos por igual, y se  inicia en hombres y mujeres jóvenes, y en niños.
Los factores predisponentes y que facilitan el crecimiento del microorganismo, son higiene deficiente, ambientes húmedos y calientes, y hábito de usar aceites de plantas en el pelo (MÉNDEZ TOVAR, LÓPEZ MARTÍNEZ, & HERNÁNDEZ HERNÁNDEZ, 2010).

ETIOLOGÍA

Piedraia es un género de hongos filamentosos, ascomicetos, dematiaceos, encontrados en suelos de áreas tropicales. Este género fúngico, está constituído por dos especies:
P. hortae (con características queratinofílicas) y P. quintanilhae que ha sido aislado de chimpancés en África central, pero aparentemente no como patógeno.
P.quintanilhae difiere de P. hortae, pues morfológicamente en aquellas ascosporas no tienen apéndices.
Piedraia hortae  es un hongo ascorporado, productor de  pigmento. Está presente en el suelo y, con menor frecuencia, en aguas estancadas y vegetales.
Es uno de los pocos hongos patógenos humanos  que produce esporas sexuales en la fase parasitaria.

PATOGENIA

Se inicia con el contacto de las esporas del hongo con el tallo piloso, al cual se adhieren sobre su cutícula sin penetrarla, no afecta la piel circundante.
Tienen actividad queratinolítica en la cutícula y la corteza de los tallos pilosos y van formando  unos nódulos llenos de esporas e hifas que permanecen  unidos al tallo piloso, por un cemento mucilaginoso que  produce el hongo, produciendo una organización pseudoparenquimatosa (Acosta & Cardona, 2014).
La principal característica es la formación de nódulos marrones a negros que están firmemente adosados al eje piloso. Los nódulos son elementos fúngicos que reciben el nombre de ascostromas.
El ascostromata son estructuras seudoparenquimatosos los cuales son de forma subglobosa a irregular y de color negro. Están constituidos por hifas fragmentadas y ascos
Los ascos son elipsoides, solitarios o en grupos y contienen ocho ascosporas. Las paredes de los ascos se disuelven rápidamente. Las ascosporas son hialinas o pigmentadas de negro. Son unicelulares, fusiformes, curvadas y afiladas en ambos extremos para formar los típicos apéndices.

CLINICA

La piedra negra es clínicamente similar a la piedra blanca.
En las  fases iniciales puede reconocerse por producir un sonido metálico al peinar el pelo. Es típica la afectación  del cabello, donde produce concreciones o nódulos pigmentados de color café o negro, duros, bien limitados, dando el aspecto de pequeñas piedras, firmemente adheridos y que raramente fracturan el pelo. Los nódulos varían en tamaño, pueden ser únicos o múltiples a lo  largo de un tallo piloso y son asintomáticos. Es menos  común el compromiso de la barba y, muy raro, el de vellos axilares y púbicos.

DIAGNOSTICO

La piedra negra se puede reconocer por sus manifestaciones clínicas y, en caso de duda, el diagnóstico se confirma con estudios como el examen directo con KOH y  el cultivo de pelos infectados.

Examen directo.
Se realiza a partir de pelos cortados con tijera en la zona suprafolicular, los cuales se toman con una pinza, se colocan sobre un portaobjetos y se adiciona KOH al 10% con tinta. Macroscópicamente, se observan nódulos duros de color negro, llenos de hifas tabicadas y de paredes  gruesas, adheridos firmemente a la cutícula del pelo. Al microscopio en objetivo de 10x y 40x,  se observa el nódulo pigmentado, que corresponde a una estructura de reproducción sexuada denominada ascocarpo con tejido seudoparanquimatoso, que al presionarse librera las ascas de su interior agrupadas que tienen ochos ascosporas fusiformes y un filamento terminal.

Características macroscópicas del cultivo.
El cultivo es díficil y menos característico que el examen directo, pues en ocasiones no se forman los ascocarpos.  Las colonias de P. hortae crecen a temperatura ambiente en agar Sabouraud. No crece en agar Micosel pues es inhibida por la cichoheximida. Son de crecimiento lento, pequeñas, lisas y en ocasiones aterciopeladas, de color café oscuro a negro. Puede producir un pigmento difusible de color marrón-rojizo.

Características microscópicas a partir del cultivo.

A partir de un cultivo en Sabouraud se observa al microscópio hifas septadas, dematiáceas, gruesas, tabicadas, dicótomas, con gran cantidad de clamidoconidias. A partir de medios como zanahoria con agua peptonada incubado a 28 °C durante 10 días pueden observarse los ascocarpos y ascas con dos a ocho ascosporas fusiformes y unicelulares.

DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL

La piedra negra debe diferenciarse de la tricorrexis nudosa, el moniletrix y pediculosis.

TRATAMIENTO

El tratamiento de la piedra negra es muy similar, si  no igual, al de la piedra blanca. El pelo afectado se  recorta o se afeita. Se utilizan Fungicidas tópicos (Bicloruro de mercurio al 1%), toques de solución yodada al 1%, Agentes queratolíticos como solución ácido salicílico al 30%, los agentes queratolíticos no actúan sobre el agente etiológico, sino que eliminan las escamas de la piel en donde está el agente, y de esa forma eliminan la infección. Y también Imidazoles (cremas) (Vilata Corell, 2005).

PIEDRA BLANCA (micosis superficial)

PIEDRA BLANCA
DEFINICIÓN
La piedra blanca es una micosis benigna, superficial crónica, asintomática y poco frecuente que se caracteriza por concreciones fúngicas blanquecinas de aspecto nodular, adheridos al pelo de piel cabelluda, barba, bigote, cejas, pestañas y región genitopubiana, ocasionado por Trichosporon beigelii (cutaneum), perteneciente a la familia Cryptocococeae. A lo largo del tiempo esta entidad ha recibido diferentes nombres como son: Enfermedad de Beigel, tinea nodosa y piedra alba. (Dra. Sonia Torres González, May-Ago 2005).

EPIDEMIOLOGÍA
La piedra blanca es una infección poco frecuente, el hongo responsable de esta infección se presenta con mayor frecuencia en zonas tropicales y con precipitación pluvial alta. Aunque se considera una enfermedad cosmopolita, se observa principalmente en climas tropicales, templados y recientemente se considera endémica de Houston Texas, se han reportado casos en Centro y Sudamérica (Antillas, Brasil, Colombia, Venezuela y Panamá), África y Medio Oriente.  (Dra. Sonia Torres González, May-Ago 2005).
Además se presenta con frecuencia en  Europa Central, Inglaterra y Japón. Es una enfermedad relacionada con las condiciones de higiene deficiente, la humedad y la hiperhidrosis.  Trichosporon beigelii se ha aislado de diversas fuentes como son suelo, agua, vegetales, madera, agua de desechos industriales, frutas, animales o sus excretas, insectos, tubo digestivo, piel y excretas del humano. El sexo no influye en la enfermedad, y respecto a la edad, es más frecuente en adultos jóvenes entre los 18 y 35 años. (Leonardo Sánchez-Saldaña, 2009)

ETIOLOGÍA
Es el Trichosporum beigelii, un hongo de tipo levaduriforme, aislado del suelo y vegetales en zonas altamente tropicales, así como de la piel sana como saprofito formando parte de la flora cutánea, por sus características comunes con cryptococcus es considerada en el subphylum basidiomicotina. (Leonardo Sánchez-Saldaña, 2009)
 El modo de infección es desconocido y se ha sugerido predisposición individual, entre los fómites principales se encuentran los utensilios de peinado, la falta de higiene, la humedad excesiva, así como el contacto sexual principalmente en la región genital, se consideran factores predisponentes. El T. beigelii tiene aspecto filamentoso con artroconidios que afectan las células de la cutícula del pelo, pero no lo penetra.  (Dra. Sonia Torres González, May-Ago 2005).
La revisión de la taxonomía ha dado como resultado 17 especies y cinco variedades de Trichosporon Seis de las especies están asociadas con infecciones humanas. Entre las especies que causan enfermedad humana está T. cutaneum. Debido a que el cultivo tipo de T. beigelii  no existe, los investigadores concluyen que no es posible caracterizar esta especie, el nombre de T. beigelii  ha sido excluido y el de T. cutaneum ha sido retenido. Las otras cinco nuevas especies nombradas en su clasificación revisada son: T. asteroides, T. ovoides, T. inkin, T. ashii y T. mucoides; sin embargo, la nueva nomenclatura propuesta no ha sido ampliamente aceptada y varias autoridades aún prefieren referirse al sistema previo de clasificación. Las infecciones asociadas con cada una de estas especies han sido descritas. Además de las nuevas especies y variedades definidas cuatro serotipos de Trichosporon (serotipos I, II, III y I-III) han sido definidos. Mientras que los serotipos I (Trichosporon cutaneum y Trichosporon mucoides) y II (Trichosporon asahii, Trichosporon asteroides, Trichosporon inkin, y Trichosporon ovoides) incluyen especies patógenas, los serotipos III y I-III no son agentes causales de infección. (HERNÁNDEZ, 2010).
ESPECIES
INFECCION ASOCIADA
Trichosporon cutaneum
Trichosporon asteroides
Cutánea
Trichosporon ovoides
Trichosporon inkin
Piedra blanca en pelo de la cabeza
Piedra blanca en pelos de pubis o ingle
Trichosporon asahii
Trichosporon mucoides

Tricosporonosis Sistémica.
Especie de Trichosporon asociadas a diversos cuadros clínicos
Las colonias de Trichosporon son levaduriformes, de rápido crecimiento, lisas o arrugadas, suaves, opacas, planas y plegadas de glabras a aterciopeladas, quebradizas, cerosas, blanco–amarillentas. La apariencia arrugada va acentuándose con el tiempo y se vuelve bultosa en el centro. La producción de ureasa es una característica importante de este género.
Trichosporon produce abundantes seudohifas e hifas. Los blastoconidios son unicelulares y variables en forma. La característica microscópica más típica de este género es la producción de artroconidios que son unicelulares y generalmente cúbicos o alargados en forma de barril. En los tejidos pueden observarse células levaduriformes pleomórficas e hifas septadas. Los artroconidios raramente son observados.  (HERNÁNDEZ, 2010)

PATOGENIA
Las esporas del hongo se pegan a la cutícula del pelo a través de una sustancia aglutinante que es de origen polisacárido, esto cercano al ostium, de manera que la infección se presenta conforme el pelo crece, va formando concreciones o nódulos fusiformes de consistencia blanda y color blanquecino. (Leonardo Sánchez-Saldaña, 2009).

CLÍNICA
La piedra blanca es una micosis rara en nuestro medio, se presenta más frecuentemente en varones jóvenes entre 18 y 35 años, con una higiene personal descuidada. A la exploración se aprecian entre 1 a 10 nódulos de 0,5 a 4 mm a nivel de todo el tallo piloso. Estos nódulos están poco adheridos
La principal manifestación clínica son nódulos pequeños de aproximadamente 1mm de diámetro de color blanquecino cremoso, se localiza sobre el tallo del pelo. A la palpación los pequeños nódulos son de consistencia blanda, bien delimitados, pudiendo existir una o varias concreciones en un mismo tallo piloso. La infección es asintomática aunque la infección produce una debilidad de la vaina del pelo que favorece su rotura, y se presenta en pelos de la axila, pubis y barba y de manera muy rara en pelos de la cabeza.
Es un proceso poco contagioso, no hay pruebas concluyentes de transmisión sexual o de persona a persona. Hay cierta predisposición al padecimiento en personas diabéticas y en inmunodeprimidos, habiéndose descrito casos de infecciones diseminadas por Trichosporon beigelii y T. asahii, principalmente en pacientes VIH. (Vilata Corell, 2006)

DIAGNÓSTICO
El diagnóstico se lleva a cabo mediante el examen directo del pelo aclarado con KOH al 20%, y observación al microscópico de los típicos nódulos formados por zonas densas de artrosporas y blastrosporas, acompañadas de masas de hifas tabicadas. Para la realización del examen directo es preciso obtener una muestra de los pelos parasitados con ayuda de unas pinzas.
Los cultivos de Trichosporon se realizan en medio glucosado de Sabouraud con cloranfenicol, en él se desarrollan colonias de crecimiento rápido de tipo levaduriforme, húmedas de color crema con aspecto cerebriforme, con una superficie central finamente plisada o arrugada.

DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
Debe realizarse con la presencia de piojos, liendres, moniletrix, trichoptilosis y trichorrhexis nodosa.

TRATAMIENTO
Para el tratamiento se recomienda higiene adecuada y el rasurado o corte de pelo. Se puede utilizar posteriormente, o en vez de fungicidas tópicos como el bicloruro de mercurio al 1%, toques de solución yodada al 1% y solución con ácido salicílico desde el 1% hasta el 30%, con el objetivo de eliminar las escamas donde se encuentre el agente. 
Lo más recomendable es cortar los pelos infectados, así como el uso de champúes y posterior aplicación de antimicóticos tópicos como econazol, isoconazol, bifonazol o clotrimazol. Se ha reportado el uso de itraconazol y terbinafina por vía oral.
En champú se pueden usar sulfuro de selenio, piritionato de zinc y ciclopirox olamina.

El tratamiento para la tricosporosis diseminada en pacientes neutropénicos es el fluconazol por vía parenteral; en algunos casos se han comunicado resistencias a la anfotericina B y la flucitosina. (Vilata Corell, 2006)

CANDIDIASIS (micosis cutanea)

CANDIDIASIS

AGENTE PATÓGENO
El género Candida está formado por levaduras, esto es, hongos que existen de forma predominante en la variedad unicelular. Se trata de células pequeñas (4-6 mm), de pared delgada, ovoides (blastosporas), que se reproducen por gemación.
Los microorganismos del género Candida forman colonias lisas, de color blanco cremoso, brillantes, que pueden asemejarse a las de los estafilococos.
Existen más de 150 especies de Candida, aunque sólo un pequeño porcentaje se consideran patógenas habituales para el ser humano: C. albicans, C. guilliermondii, C. krusei, C. parapsilosis, C. tropicalis, C. pseudotropicalis, C. lusitaniae, C. dubliniensis y C. glabrata (antes clasificada como Torulopsis glabrata).

EPIDEMIOLOGÍA Y ECOLOGÍA
Los microorganismos son comensales habituales del ser humano y suelen aparecer en la piel, en todo el aparato digestivo, en el esputo expectorado, en el tracto genital femenino y en la orina de los pacientes con sondas de Foley permanentes.
También hay que destacar la aparición de pruebas de que la infección por Candida puede adquirirse en el entorno hospitalario.

PATOGENIA Y SIGNOS ANATOMOPATOLÓGICOS
Cuando el microorganismo invade la dermis o alcanza el torrente circulatorio, los leucocitos polimorfonucleares participan en la defensa, ya que ellos tienen la capacidad de alterar las seudohifas y de fagocitar y destruir las blastosporas. Además de los neutrófilos, tanto los monocitos y los eosinófilos, como también las células dendríticas, ingieren y destruyen al hongo. Otras células, como las endoteliales y las epiteliales también pueden ingerir in vivo a estos microorganismos, aunque no tienen un efecto destructor directo. Las plaquetas pueden asimismo presentar una actividad anti-Candida. Los neutrófilos y los monocitos carentes de mieloperoxidasa, o de la capacidad de generar peróxido de hidrógeno y anión superóxido, no son capaces de destruir a C. albicans de forma eficaz.
Los pacientes con candidiasis mucocutánea crónica presentan infección por Candida debido a una disfunción de su sistema linfocitario y los pacientes con el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) son muy susceptibles de padecer candidiasis mucocutánea.
Los linfocitos T cooperadores son fundamentales para la regulación de la fagocitosis. Cuando las células dendríticas y los leucocitos polimorfonucleares reconocen a Candida, ambos tipos de células producen IL-12, que  activa a los linfocitos Th1. Los linfocitos Th1 activados segregan entonces INF-g e IL-2, dos factores que estimulan a las células fagocíticas. La fagocitosis se inhibe mediante la estimulación de los linfocitos Th2 por la IL-4, segregada sobre todo por las células dendríticas locales. Estos linfocitos Th2 segregan IL-4 e IL-10, que inhiben la fagocitosis.
Para que este microorganismo comensal del ser humano se convierta en patógeno es necesario que exista una interrupción de los mecanismos normales de defensa. Los factores responsables de este compromiso inmunitario se dividen en dos categorías: de causa natural y de origen iatrogénico. En la primera categoría está la diabetes mellitus, que predispone a la aparición de candidiasis cutánea, aunque no a la forma diseminada.
De todos estos factores, quizá los más destacados hayan sido la introducción de los antibióticos y el uso generalizado de los catéteres intravenosos permanentes. Los antibióticos destruyen la flora bacteriana normal y permiten la proliferación del hongo, sobre todo en el aparato digestivo. La implantación de materiales protésicos, sobre todo de válvulas cardíacas, dispositivos de ayuda ventricular y de un corazón artificial también se asocia con una mayor incidencia de la infección por Candida.

MANIFESTACIONES CLÍNICAS
A medida que ha aumentado la frecuencia de las enfermedades producidas por Candida, se ha documentado un número relativamente grande de manifestaciones que antes no se habían identificado o que eran muy infrecuentes. La descripción de estas manifestaciones
clínicas se facilita al subdividirlas en afectaciones mucocutáneas y de órganos profundos.

·         INFECCIONES DE LAS MUCOSAS

ESTOMATOMICOSIS

Las infecciones orales por Candida son frecuentes y existen varias revisiones recientes El  término estomatomicosis (muguet) se aplica a una forma específica de candidiasis oral que se caracteriza por la aparición en la lengua y en otras superficies de la mucosa oral de placas blanco cremosas, semejantes a la cuajada (fig. 257-1). Las placas se desprenden mediante raspado y dejan una superficie en carne viva, sangrante y dolorosa. Estas placas son en realidad seudomembranas formadas por Candida, células epiteliales descamadas, leucocitos, bacterias, queratina, tejido necrótico y restos alimentarios
El diagnóstico
se puede establecer por el aspecto clínico de la lesión y por raspado, mediante un frotis con hidróxido de potasio, blanco calcoflúor o con la tinción de Gram para demostrar las masas de hifas, seudohifas y las formas de levadura. El cultivo simple no afianza el diagnóstico, pues el hongo crece con facilidad a partir de muestras de bocas sanas.
Además de las lesiones clásicas, descritas por Lehner , otras manifestaciones son:
1) la candidiasis atrófica aguda, consistente en una atrofia inespecífica de la lengua, 2) la candidiasis atrófica crónica o «estomatitis candidiásica de la dentadura postiza» 3) la queilitis angular, y 4)la leucoplasia por Candida.


ESOFAGITIS CANDIDIÁSICA

Aunque se han publicado unos pocos casos de esofagitis por Candida en pacientes que no presentaban enfermedades subyacentes conocidas, se suele asociar con más frecuencia con el tratamiento de los procesos oncológicos hematopoyéticos o linfáticos y con los casos de SIDA. El omeprazol se ha implicado como un factor de riesgo adicional.  
Los síntomas más habituales de la esofagitis candidiásica son la odinofagia, la sensación de obstrucción durante la deglución y el dolor torácico subesternal. También pueden aparecer náuseas y vómitos. El diagnóstico definitivo se establece mediante la realización de biopsia durante la endoscopia.
Candidiasis digestiva no esofágica
El contexto clínico más habitual para la candidiasis del aparato digestivo lo constituyen los pacientes oncológicos. El esófago es el sitio más frecuente, seguido del estómago. Las lesiones más habituales consisten en ulceraciones únicas o múltiples que contienen Candida en la profundidad del lecho ulceroso.

VAGINITIS CANDIDIASICA
 Esta infección habitual se observa con más frecuencia en los casos de diabetes mellitus, tratamiento con antibióticos o en el embarazo (v. cap. 107). Además, el uso de píldoras nanticonceptivas puede ser un factor predisponente, aunque esta asociación es controvertida. Sin embargo, se estima que el 75% de las mujeres sufre un episodio de candidiasis vaginal a lo largo de su vida.
Candida ha asumido el papel de ser la causa máscomún de vaginitis, con tasas de frecuencia superiores a las de la vaginosis por Trichomonas o la bacteriana. El uso generalizado de la antibioterapia puede ser el principal factor responsable de la aparición de vaginitis inducida por Candida. El edema y el prurito vulvar intenso están presentes casi siempre. La vagina y los labios mayores suelen aparecer eritematosos y puede producirse una extensión hacia la piel del periné


SINDROMES DE CANDIDIASIS CUTANEA

Candidiasis Cutánea Generalizada
Esta enfermedad es una forma infrecuente de candidiasis cutánea que se caracteriza por erupciones generalizadas en el tronco, tórax y extremidades, con mayor gravedad en los pliegues genitocrurales, la región anal, las axilas, las manos y los pies (fig. 257-5). El proceso comienza como lesiones individuales que se extienden para confluir en superficies mayores. Aparece tanto en adultos como en niños erosión interdigital blastomicética (intertrigo digital candidiásico) Este término se aplica a la infección por Candida que aparece entre los dedos de las manos o de los pies (fig. 257-6). Tiene una base eritematosa, puede extenderse hacia los lados de los dedos, es dolorosa y propensa a macerarse.


FOLICULITIS CANDIDIÁSICA
Se puede producir la infección por Candida de los folículos pilosos.
Es infrecuente que esta enfermedad se generalice. Debe diferenciarse de la foliculitis producida por dermatofitos y de la tiña versicolor. Esta foliculitis se ha descrito recientemente en huéspedes inmunodeprimidos y en drogadictos por vía intravenosa. Como era previsible, su incidencia es mayor en pacientes obesos.


BALANITIS CANDIDIÁSICA
Este proceso comienza en forma de vesículas localizadas en el pene, que evolucionan a placas semejantes a las de la estomatomicosis y que se acompañan de prurito y ardor intensos. Puede extenderse a los muslos, los pliegues glúteos, las nalgas y el escroto, y se puede adquirir en una relación sexual con una pareja que tenga una candidiasis vaginal
Candida es una de las causas más frecuentes de balanitis Lesiones cutáneas de la candidiasis diseminada Se han descrito cuatro tipos diferentes de lesiones que se asocian a la candidiasis diseminada. Las lesiones macronodulares (fig. 257-8). tienen un diámetro de 0,5-1 cm, son de color rosado a rojizo, y pueden ser únicas o distribuirse de forma generalizada por todo el cuerpo.
El método más preciso para hacer un diagnóstico específico es mediante una biopsia en sacabocados y la demostración del microorganismo en un corte histológico. La mayoría de los pacientes que presentan estas lesiones tienen neutropenia, y todos tienen una candidiasis diseminada en vez de una inoculación local. Además, pueden existir lesiones semejantes al ectima grangrenoso, la púrpura fulminante y la vasculitis leucocitoclástica
Las lesiones crónicas del pioderma gangrenoso pueden sobreinfectarse con Candida, lo que retrasa su diagnóstico definitivo.


INTERTRIGO
Esta frecuente enfermedad cutánea se produce en cualquier lugar donde las superficies de la piel se encuentren en estrecho contacto y proporcionen un entorno caliente y húmedo. Comienza con la formación de vesiculopústulas, que aumentan de tamaño y luego se rompen, lo que produce maceración y figuración. La zona afectada tiene un borde festoneado con un margen blanco formado por una epidermis necrótica, que rodea a una base eritematosa y macerada. Con frecuencia se encuentran lesiones satélites que pueden coalescer y ampliar la zona afectada. Una variante de la candidiasis cutánea en la región intertriginosa tiene un aspecto miliar semejante a la miliaria roja, con máculas o vesiculopústulas eritematosas.
                                                  
  
PARONIQUIA Y ONICOMICOSIS
Cándida es una de las causas más comunes de paroniquia. Su causa puede deberse a especies no albicans. En los cultivos de la zona infectada se pueden aislar con frecuencia muchas bacterias cutáneas, además del hongo. El aspecto de la reacción es el de un zona de inflamación relativamente bien localizada que se torna caliente, brillante y tensa y que puede tener una amplia extensión subungueal (fig. 257-9). Si la enfermedad no se detiene se producirá un engrosamiento secundario, con ondulación y discoloración de la uña, y su posible pérdida.
La paroniquia por Candida se relaciona con la inmersión frecuente de las manos en agua. Entre las personas que pueden contraer la paroniquia están quienes friegan platos, los trabajadores de lavanderías y los progenitores de niños pequeños. También existe una mayor incidencia de paroniquia entre los pacientes diabéticos respecto a la población no diabética. El diagnóstico específico se establece mediante la tinción de Gram o con la preparación de hidróxido de potasio y el cultivo, que muestra un predominio de microorganismos de Candida. Además de la paroniquia, Candida puede producir la infección de la propia uña y es una causa de onicomicosis.
Las onicomicosis son infecciones de las uñas producidas por tres tipos de hongos: dermatofiTos, levaduras y mohos no dermatofitos

DERMATITIS DEL PANAL
Cándida es una causa frecuente de la dermatitis del pañal en lactantes. La enfermedad suele comenzar en la región perianal y se extiende por todo el periné que está en contacto con el pañal (fig. 257-10). El proceso se facilita por la maceración producida por el pañal húmedo. El origen probable es el aparato digestivo. El diagnóstico se establece mediante el raspado de la zona y la demostración del microorganismo en la preparación de hidróxido de potasio.
En el caso de la candidiasis perianal, aunque existen numerosos microorganismos y combinaciones de microorganismos que se han relacionado, bien de forma aislada o en asociación, con el prurito anal, Candida es una causa frecuente. La piel perianal desarrolla un eritema considerable que evoluciona hacia la maceración (fig. 257-11). Se origina un intenso prurito. Dentro de las complicaciones están la afectación del conducto anal y la diseminación perineal generalizada.


CANDIDIASIS MUCOCUTANEA CRÓNICA
El término candidiasis mucocutánea crónica (CMC) se emplea para describir un grupo heterogéneo de infecciones candidiásicas de la piel, las mucosas, el pelo y las uñas, cuya evolución es lenta y persistente, a pesar de recibir un tratamiento que suele ser el adecuado. Existen varias revisiones exhaustivas sobre este tema. Puede aparecer una esofagitis por Candida que, con el tiempo, produzca una estenosis esofágica. Sin embargo, el problema principal son las lesiones desfigurantes que aparecen en la cara, el cuero cabelludo y las manos. La existencia de alopecia en las zonas de infección es frecuente y puede ser permanente. Estas infecciones se han asociado a anomalías inmunológicas definibles y relativamente específicas, que pueden ser las responsables de su persistencia. El principal defecto inmunitario asociado a la CMC es la incapacidad de los linfocitos T (derivados del timo) para responder a la estimulación in vitro con antígeno de Candida, bien mediante una transformación linfocitaria o con la síntesis de citocinas. Una manifestación in vivo de esta anomalía se refleja en la anergia cutánea que aparece en alrededor de la mitad de estos pacientes. Existen diversas combinaciones de las anomalías de la función de los linfocitos T. Los linfocitos de algunos pacientes experimentan una transformación in vitro cuando se estimulan por el antígeno de Candida, pero sus pruebas cutáneas siguen siendo negativas para dicho antígeno. Algunos pacientes con transformación positiva no sintetizan factor inhibidor macrofágico.
Casi todos los pacientes con transformación negativa carecen de producción de dicho factor. A pesar de estas anomalías de la función de los linfocitos T (cantidad de linfocitos T, respuestas proliferativas linfocitarias frente a mitógenos inespecíficos como las fitohemaglutininas y las células alogénicas), el número de linfocitos B y las inmunoglobulinas séricas suelen ser normales. Sin embargo, se ha descrito un grupo de pacientes con un déficit selectivo de inmunoglobulina. Algunos pacientes presentan otras anomalías inmunitarias, como la anergia cutánea frente a varios antígenos (estreptocinasa ,estreptodornasa, virus de la parotiditis y toxoide tetánico), una transformación linfocitaria defectuosa frente a mitógenos inespecíficos (p. ej., fitohemaglutinina), una quimiotaxis defectuosa de los monocitos, la ausencia de anticuerpos anti-Candida en la IgA salival, la existencia de inhibidores plasmáticos de la transformación linfocitaria inducida por Candida, la existencia de linfocitos supresores y diversos grados de aplasia tímica. No todos los pacientes presentan estas anomalías inmunitarias identificables.
La mayoría de las formas de la CMC comienzan en la lactancia o dentro de las 2 primeras décadas de vida, y sólo de forma excepcional después de los 30 años de edad. La primera manifestación suele ser la estomatomicosis, seguida de la infección ungueal y luego de la afectación cutánea. Existe una gran variedad en la gama de gravedad de la enfermedad, que oscila desde la afectacióncrónica de una única uña, hasta una forma de desfiguración grave (granuloma por Candida) (fig. 257-12). Una faceta adicional de la CMC es la asociación a trastornos endocrinos graves, que aparece en alrededor de la mitad de los pacientes.
Esta entidad se denomina síndrome de poliendocrinopatía autoinmunitaria de tipo 1 (APS-1, por su acrónimo en inglés), y se asocia con mutaciones del gen AIRE. La endocrinopatía tiende a ser posterior a la CMC, en lugar de precederla, a menudo después de varios años. Las endocrinopatías más habituales son el hipoparatiroidismo y la enfermedad de Addison. También hay casos de hipotiroidismo y de diabetes mellitus. Los autoanticuerpos contra los tejidos suprarrenales, tiroideos y gástricos aparecen en alrededor de la mitad de los casos. Además, también se han descrito anticuerpos contra el interferón. El timoma, la dermatofitosis crónica y la displasia dental también se han asociado con la CMC. Otras enfermedades que se han asociado son el vitíligo, la enfermedad autoinmunitaria poliglandular y la presencia de autoanticuerpos contra las células productoras de melanina.
Aunque la mayoría de los pacientes con CMC sobreviven con su enfermedad durante un período prolongado de tiempo, pueden fallecer si la enfermedad cutánea y las inmunodeficiencias son lo suficientemente graves. La candidiasis diseminada es una complicación infrecuente de esta enfermedad. La causa más común de fallecimiento es la sepsis bacteriana.

  
AFECTACION DE ORGANOS PROFUNDOS
- Candidiasis del sistema nervioso central: infecta tanto el tejido parenquimatoso cerebral como las meninges.
- Candidiasis del tracto respiratorio: la neumonía por Cándida se produce como una bronconeumonía local o difusa.
- Candidiasis cardiaca produce: endocarditis, además infecta el pericardio, como el miocardio. 
- Candidiasis del tracto urinario.
- Artritis, osteomielitis, costocondritis y miositis candidiásicas.
- Infección peritoneal, hepática, esplénica y de la vesícula biliar por Cándida
- Infección vascular candidiásica

- Candidiasis ocular

PNEUMOCISTIS (micosis profunda)

PNEUMOCISTIS

Pneumocystis jirovecii es un hongo  patógeno oportunista, considerado erróneamente un protozoario hasta 1988 cuando el análisis de ARN ribosomal lo situó en el reino fungi, debido a la similitud de la secuencia de nucleótidos de los genes que codifican para el ARN ribosomal, sus enzimas principales y las proteínas mitocondriales. Fue observado por Carlos Chagas en pulmones de cobayo en 1909, y descrito un año después por Antonio Carini en pulmones de rata. Recibe su nombre actual en 1951 relacionó el patógeno con la neumonía de niños prematuros y desnutridos.
Es una enfermedad cosmopolita y afecta principalmente a pacientes inmunocomprometidos, sobre todo a aquellos infectados por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), y a personas con cualquier otra causa de inmunodepresión, como la relacionada con desnutrición, quimioterapia, trasplantes y terapia inmunosupresora. Además, la infección por P. jirovecii puede ser la primera manifestación de la infección por VIH en 20% de los casos, como en el caso clínico comunicado; incluso, se ha documentado que puede formar parte de la infección primaria por VIH cuando existe depresión marcada de linfocitos T CD4.  Aunque usualmente el hongo se encuentra restringido a los pulmones, se ha demostrado su presencia en órganos como ganglios linfáticos, bazo, hígado, médula ósea y corazón.

EPIDEMIOLOGÍA
Se han registrado casos de neumonía por P. jirovecii (PCP) en todos los continentes, excepto en la Antártica. Es un hecho la alta frecuencia de la PJP en personas inmunodeprimidas cuyo recuento celular de CD4 es menor a 200 células/mm3. 
Durante los primeros años de la epidemia de SIDA se estima que existían 20 casos de PCP por 100 personas/año; sin embargo, durante la última década, con la introducción de la terapia antirretroviral, la incidencia de la neumocistosis ha disminuido y ahora se estima en 10 casos por 100 personas/año, 50 % de los cuales se encuentran infectados por VIH. 

AGENTE ETIOLÓGICO
Pneumocystis jirovecii es un hongo ubicuo, unicelular, extracelular, que difícilmente se desarrolla en cultivos celulares y no es cultivable en medios sintéticos. Muestra marcado estenoxenismo, es decir, existe una alta afinidad entre el hospedero y el microorganismo parásito. Una característica estructural de interés y que lo diferencia del resto de los hongos, es la presencia de colesterol en la membrana celular. La ausencia de ergosterol explica su resistencia natural a la anfotericina B y a los azólicos.

Morfología - En P. jirovecii se distinguen principalmente dos morfologías: formas quísticas (quiste/asca) redondeadas de 4 - 6 µm de diámetro, de pared gruesa rica en beta-1,3 D glucano, que contienen hasta ocho formas tróficas (trofozoíto/ascospora) ameboides, mononucleadas, de 2 - 8 µm de diámetro, con filópodos - prolongaciones finas de su citoplasma, pero sésiles . Aunque el proceso de transición entre ambos estados incluye otras formas, éstas son consideradas secundarias. La microscopia electrónica de transmisión ha permitido distinguir tres tipos sucesivos de formas quísticas: precoz, intermediaria y tardía, las que pueden ser reconocidas según el número de núcleos, de 1 a 8 y la estructura de su pared celular. Se ha observado la formación del complejo sinaptonémico en el núcleo de las formas quísticas precoces, característica que apoya la existencia de un ciclo sexual (M. C. Evelyn Zorrilla Salazar, Dra. en C. Laura Rosio Castañón Olivares,Dra. en C. Biomed. Francisca Hernández Hernández, 2015)

TRANSMISIÓN
El modo de transmisión de P. jirovecii ha sido un aspecto interesante y no menos debatido en la epidemiología de este microorganismo a lo largo de varias décadas, aún no ha sido esclarecido. Dos hipótesis fundamentales se han planteado: la reactivación de un foco latente del microorganismo en el cuerpo humano o la adquisición reciente de la infección. En la actualidad, gracias a evidencias moleculares, los estudios abogan por la adquisición reciente más que por la reactivación de una infección latente. Como consenso general se considera que la forma de transmisión más importante de P. jirovecii es directa entre individuos y por vía aérea. (UNIVERSIDAD DE SEVILLA INSTITUTO DE MEDICINA TROPICAL "PEDRO KOURÍ".Enrique Calderón Sandubete,Yaxsier de Armas Rodríguez,Virginia Capó de Paz, 2011)
Se ha propuesto un modelo de transmisión similar al de Mycobacterium tuberculosis: la vía aérea como vehículo considerando que las ascosporas (formas tróficas) del parásito, pueden ser expulsadas mediante gotitas de Flügge por el paciente infectado. La transición de la forma trófica a quística es un paso clave en la proliferación de este hongo, ya que son las formas quísticas las que han demostrado ser los propágulos infecciosos y transmisores de la enfermedad, por vía aérea.
La transmisión vertical transplacentaria de P. oryctolagi ha sido demostrada en conejos y recientemente se ha publicado, mediante evidencia exclusivamente molecular, la existencia de transmisión transplacentaria en humanos.

FISIOPATOLOGÍA
Pneumocystis jirovecii tiene un ciclo reproductor bifásico, con una forma asexual o  trófica y otra forma sexual o asca, infecta y reside casi exclusivamente en la superficie de los alveolos pulmonares en donde las formas tróficas, a través de sus filópodos e integrinas (glicoproteínas) del hospedero, se adhieren específicamente a los neumocitos tipo I y se nutren del líquido alveolar y otras células. Se ha reconocido al 1-3-beta-D-glucano como el principal componente de la pared de P. jirovecii, importante en la generación de una respuesta inflamatoria  pulmonar en el huésped infectado. Al desarrollarse el proceso infeccioso, la adherencia de la forma trofica al epitelio alveolar se facilita con la presencia de fibronectina, vitronectina y receptores de manosa, desencadenando una serie de vías inflamatorias selectivas de cinasas que resultan en la quimiotaxis de neutrófilos, macrófagos alveolares y linfocitos T CD4 para contrarrestar la agresión. En ésta participa el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-_) estimulando la producción de interleucina 8 (IL-8), interferón gamma (IFN-y), y y otras citocinas, que potencian la respuesta inflamatoria y reclutan células por efecto quimiotáctico.
Debido al bajo conteo celular de linfocitos T CD4 ,se genera una  respuesta inflamatoria no controlada y la falla en la fagocitosis por los macrófagos alveolares, favorece la liberación de proteasas, proteínas catiónicas y oxidantes capaces de lesionar el tejido pulmonar, lo que produce engrosamiento de los septos alveolares, edema intersticial e incremento de la permeabilidad alveolo-capilar. Esto culmina en la génesis de daño alveolar difuso, con formación de un exudado alveolar espumoso, compuesto por microorganismos, membranas celulares degeneradas, factor surfactante y proteínas con  repercusión secundaria del intercambio gaseoso. En casos graves y sin tratamiento, el paciente ´manifiesta hipoxemia  incremento del gradiente  alveolo-arterial de oxígeno, alcalosis respiratoria  y progresión de la insuficiencia respiratoria  un desenlace fatal.

MANIFESTACIONES CLÍNICAS
Formas de presentación
El cuadro clínico suele ser de evolución subaguda e insidiosa (3 a 4 semanas).La neumonía por Pneumocystis puede resultar difícil de identificar y un verdadero reto si se pretende diagnosticarla solo por la clínica del paciente, porque diferentes infecciones comparten signos y síntomas similares a la PcP.Atendiendo a la edad y a la enfermedad de base responsable de la inmunodepresión, clásicamente se han diferenciado cuatro formas clínicas de infección por Pneumocystis: asintomática; infantil o neumonía intersticial de células plasmáticas; neumonitis esporádica niño-adulto de pacientes inmunocomprometidos; e infección extrapulmonar. A estas hoy día habría que añadir la PJP asociada al síndrome de reconstitución inmune.

SÍNTOMAS Y SIGNOS
La PJP se presenta casi siempre con fiebre, tos y disnea de esfuerzo. La tos normalmente es seca y no productiva. La disnea al inicio es a esfuerzo moderado, por lo que puede pasar inadvertida y progresar de modo gradual. La fatiga es una de las principales quejas en los pacientes con infección, mientas que el dolor torácico, los escalofríos y la sudoración nocturna son menos frecuentes. La hemoptisis también se ha registrado en los pacientes aquejados por esta infección. Por otra parte, la exploración clínica puede mostrar taquicardia, cianosis, y crepitantes finos en la auscultación de los afectados. La presentación clínica de la PJP difiere en sus características entre individuos con infección VIH de aquellos inmucomprometidos por otras razones. De manera general los pacientes con infección por VIH presentan un desarrollo subagudo con síntomas más prolongados de la infección; típicamente incluyen el establecimiento de tos seca y disnea con fiebre o sin esta de 1 a 2 semanas de evolución. En el examen físico puede apreciarse taquipnea, taquicardia y, en ocasiones cianosis; pero la auscultación torácica en general es normal, presentándose a veces algunos sibilantes. La presencia de hipoxemia desencadenada con el ejercicio es otro elemento presente en este tipo de sujetos. Hasta 27 % de los individuos con infección por VIH que desarrollan PcP pueden presentar una insuficiencia respiratoria que requiera ventilación mecánica.
Por otro lado, en los pacientes sin infección por VIH, la enfermedad tiene un inicio más rápido, con pocos días de evolución clínica y mayor gravedad, caracterizada frecuentemente por hipoxemia importante. La intensidad puede ser tal, que ocurra un cuadro clínico fulminante, principalmente observado en pacientes con trasplante de órganos.
De forma poco común, Pneumocystis jirovecii puede diseminarse desde pulmones a otros órganos e inducir lesiones secundarias viscerales. Se afectan con mayor frecuencia: ganglios linfáticos, bazo, hígado, corazón y médula ósea, aunque este patógeno se ha encontrado también en cerebro, páncreas, timo, tiroides, retina, coroides, oído externo y medio, apéndice y piel. Las lesiones extrapulmonares son en general nodulares, que evolucionan hacia la necrosis y calcificación, que pueden evidenciarse en algunos casos, mediante tomagrafía axial computada. Entre 2 y 3 % de los pacientes con infección por VIH y PJP pueden desarrollar neumocistosis extra-pulmonar que, por otra parte, resulta excepcional en individuos seronegativos al VIH.

ESTUDIOS DE LABORATORIO
Los exámenes de laboratorio convencionales no suelen correlacionarse con el diagnóstico de  alteraciones secundarias al padecimiento. Aun  así, se debe solicitar una citometría hemática en busca de alteraciones de los leucocitos, tanto en su recuento total (leucocitosis o leucopenia), como en el análisis diferencial, que orienten hacia procesos infecciosos bacterianos (desviación a la izquierda) o virales (desviación a la derecha). La disminución importante del recuento absoluto y porcentual de linfocitos refuerza la sospecha de la inmunodepresión.
Gasometría arterial. Se realiza para documentar hipoxemia. La disminución de la presión parcial de oxígeno (PaO2 ), además de orientar el diagnóstico, permite calcular el gradiente alveolo-arterial de oxígeno (gradiente A-a). Conocer la PaO2 y el gradiente A-a del paciente es importante para normar la conducta terapéutica, pues determinan la severidad de la neumonía por Pneumocystis jirovecii, de modo que la disminución importante de la primera (PaO2 < 70 mmHg) o el incremento significativo del segundo (gradiente A-a>35 mmhg) son factores usados como referencia para el inicio temprano del tratamiento con  corticoesteroides. Sobra recalcar el papel fundamental del análisis gasométrico para el comienzo oportuno de la ventilación mecánica. Algunos autores documentaron la relación entre los valores de LDH y la supervivencia de los pacientes con neumocistosis, observando que los que tenían valores incrementados de LDH o que se elevan durante el tratamiento tienen peor pronóstico y mayor mortalidad. Recientemente, en una revisión sistemática y metanálisis se documentó que la precisión diagnóstica de SHJ\HU[PÄJHJP}UKL`-D-glucano es incluso mayor para identificar neumonía por Pneumocystis jirovecii que las infecciones fúngicas invasivas por Candida o Aspergillus.

ESTUDIOS DE IMAGEN
RADIOGRAFÍA DE TORAX
El espectro de manifestaciones radiológicas es amplio e incluye imágenes de lesiones unilaterales o localizadas, consolidaciones lobares, lesiones nodulares o cavitarias, neumotórax y, más raramente, afección de ganglios linfá- ticos y derrame pleural.
 Entre 10 y 30% de los casos puede mostrar una radiografía sin alteraciones. Se ha reportado que entre 5 y 34% de los casos puede evidenciar lesiones con paredes fina o e dos en los lobulos superiores Estas lesiones predisponen a la aparición de neumotórax, no sólo al momento del diagnóstico sino permanentemente, porque pueden, incluso, incrementarse durante el tratamiento y lograr persistir a pesar del alivio de la neumocistosis.

Microbiología e histopatología
Pneumocystis jirovecii es un microorganismo micótico atípico, porque no se ha logrado aislar en medios de cultivo in vitro. Además, tiene respuesta terapéutica a fármacos como trimetoprim-sulfametoxazol y pentamidina y su pared celular contiene colesterol en lugar de ergosterol (por lo que es resistente a la anfotericina B.  Ante la falta de facultad para cultivo in vitro, la base para el diagnóstico de la neumocistosis es la visualización del patógeno en muestras respiratorias y el lavado broncoalveolar, el esputo espontáneo o inducido y la biopsia transbronquial son las muestras clínicas más utilizadas.
El examen directo muestra exudados espumosos con morfología microscoópica en panal de abejas, permite un diagnostico fiable , accesible y de bajo costo, el uso de tincionnes resulta sumamente útil en la identficaci´n de Pneumocystis.
Inmunofluorescencia directa Se identificó al microorganismo empleando anticuerpos monoclonales marcados con fluorusceína, específicos contra determinantes antigénicos de la ared de las formas troficas y ascas de P jirovecii. . La técnica tiene sensibilidad cercana a 100% y especificidad de alrededor de  96% en pacientes con VIH y neumocistosis, por lo que representa el patrón de referencia para el diagnóstico de neumonía por Pneumocystis jirovecii. Como desventajas, podemos mencionar que es una herramienta más costosa y demorada que las técnicas de tinción convencionales, puede arrojar falsos positivos por reacciones cruzadas con antígenos de Aspergillus sp y paracoccidioides brasiliensis.
La utilización de técnicas de biología molecular como herramienta diagnóstica ha permitido detectar la presencia de este hongo en individuos que se encuentran solamente colonizados por el microorganismo. Esta colonización, observada en diversos grupos de población, puede actuar como un reservorio del hongo para el ser humano. Varios estudios también han demostrado la presencia de P. jirovecii con  mutaciones asociadas a resistencia a sulfamidas en pacientes colonizados; éstos podrían transmitir este genotipo mutante a individuos susceptibles al desarrollo de una PCP (Gustavo Wissmann ab, , Ruben Morilla b, Vicente Friaza b, Enrique Calderón b, Jose M. Varela b, 2010)
Diagnóstico diferencial
Infecciones respiratorias por citomegalovirus, tuberculosis, micobacterias atípicas, coccidiodomicosis, criptococosis e histoplasmosis

TRATAMIENTO
Abordaje de la neumocistosis
Antimicrobianos. El esquema de elección para el tratamiento de la neumonía por Pneumocystis jirovecii, independientemente de la severidad, es trimetoprim-sulfametoxazol (TMP-SMX),21 en dosis de 15 a 20 mg/kg de peso de trimetoprim, dividiendo la dosis total calculada en tres o cuatro tomas al día. Tiene la ventaja de ser un fármaco efectivo, disponible y de bajo costo, en presentación oral e intravenosa. La duración recomendada para el tratamiento es de 21 días seguido de profilaxis secundaria. (JORGE ADÁN ALEGRÍA, NANCY MÁRQUEZ , CLAUDIA VÁZQUEZ, ARIEL ESTRADA, EURÍDICE ROBLES, JOSÉ CONDE, 2015)

PREVENCIÓN

Todos los pacientes con VIH incluyendo mujeres embarazadas que presenten un recuento celular de CD4 menor a 200 células/mm3, deben recibir profilaxis para P. jirovecii. El fármaco de elección es TMP/SMX; la tasa de protección está entre 89-100%. Este medicamento tiene efecto dual, ya que es útil en la prevención de otras infecciones en pacientes con VIH, como la toxoplasmosis cerebral. 
El esquema profiláctico de primera línea es: TMP-SMX 160/800 mg 3 veces por semana; otra alternativa es la dapsona, 100 mg/día.
La profilaxis puede ser suspendida de manera segura, siempre y cuando, se mantengan niveles de CD4 mayores a 200 células/mm3 durante tres meses consecutivos.